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Santiago Villanueva

La lengua revela lo que el corazón ignora, lo que el culo esconde

23 nov - 31 ene, 2024

 

La exposición reúne una serie de dibujos realizados entre el 2020 y 2023 donde aparecen de manera recurrente tres formas: las mesas, las panzas y las bolsas, con todas sus combinaciones y cruces posibles. Las tres formas mezclan historias, libros, nombres, vasos y líquidos, las tres formas son método y señal para contar otras historias del arte, o empezar a contar de nuevo, contar lo mismo de otra manera. La lengua revela de manera doble, puede contar puede también dar y recibir placer. Los papeles son apoyos y contenedores al mismo tiempo... cargan y trasladan.

Una historia desordena los dibujos: La historia de Victorica. Pensamos en la materia pero esquivamos el lugar incómodo de la materia en nuestro cuerpo. Algo de estas obras tiene que ver con la materia que produce nuestro cuerpo todos los días: pis y caca (recuerdo cuando Fernada Laguna recorría la ciudad poniendo ojitos a la caca de perro). Y a esto llega o entra Victorica, a quien reconocemos por el empaste, es decir: exceso de materia, derroche (sobre todo si hablamos de óleo). En 2013 Mauricio Neuman me contó un dato que debería cambiar la historia del arte (la historia del arte no se divierte). Cuando entramos a su habitación en su casa de Libertador con Roberto Amigo vimos una enorme tela de Victorica ocupaba varios metros de una pared, un cuerpo masculino recostado y de espalda mira un conjunto de ruinas. Se llama Desnudo de hombre o ruinas jesuíticas, y mide 120 x 145 cm. Mauricio señala los dedos del personaje, que es el pintor Tiglio, su asistente: ¿de qué color son? ¿qué tiene en la uñas? Marrón. Tierra, le digo, y me dice “es mierda, por masturbar a Victorica entre los descansos del trabajo”. Esta obra funda dos cosas para mí: la primera tela queer es un desvío, es de 1950, y la materia muestra lo que permanece oculto. ¿En cuántas pinturas hay mierda? Después de está historia, mirar la obra de Victorica nuevamente es desorientador. Pensar de nuevo, pero ya no las trayectorias de las personas, sino de esas imágenes, que también circulaban en el salón, en las galerías, en el MNBA. Y Larco, Butler, Mujica Lainez, una hojeada después de está historia. Todos ellos no eran aún gays, sino un grupito de tímidos.